Es Resines

Homenaje a esos gratos actores que, como el gran Antonio, sólo saben hacer de sí mismos.

jueves, noviembre 02, 2006

Eduard Fernández es Resines


cabreaoyo?, originally uploaded by davismiles.

Descripción del personaje a interpretar: tío bajito, mal encarao, cabreado permanentemente con el mundo y su circunstancia, que da lo mejor/peor de sí mismo en entornos empresariales y que haga lo que haga está nominao a los Goya.

Ya sé que con éste la vamos a liar pero, joder, hay que dar al Resines lo que es del Resines. Y Eduard Fernández es muy Resines como me encargaré de demostrar, más allá de cualquier duda razonable, en las siguientes líneas.

Seguramente pensarán uds. ¿y a qué viene hablar de éste ahora? Nada, casualidades del destino. Ayer tuve la oportunidad de visionar un film bastante poco resinístico y pusieron un trailer de Ficción, la nueva peli de Cesc Gay. Bueno, pues sale Eduard hablando con no me acuerdo quién y le dice: "¿Cabreado? No, no, no, no estoy cabreado. Que te digo que no estoy cabreado.". Nota mental: 1) siempre está cabreado; 2) Eduard es Resines; 3) Post.

Lo cierto es que Eduard Fernández creció en un entorno hostil que le impidió no ser Resines. En su primer trabajo relevante en cine, donde ya mostró ese malencaramiento congénito y desafiante, coincidió con ilustres resinistas como Pepe Sancho, Alberto San Juan, Ernesto Alterio y el graciosísimo Javivi. Y, claro, así no hay quien se escape.

Después coincidió (y se enfrentó) con D. Antonio en El portero, filme en el que se atrevió inopinadamente con el papel de jefe de los maquis insuperablemente cabreado con los fachas, con su gente, con la revolución nacionalsindicalista, con Karl Marx y con las teorías de la conspiración del 11-M si las hubiere.

En La voz de su amo se marca un bodyguard muy poco Kevin Costner pero muy Antonio Resines, explotando a la perfección ese careto duro y seco y llevándose de calle a la hija de su jefe que, como no, cae rendida ante tamaña exhibición de malencaramiento.

Envidiado por muchos de sus colegas resinísticos, fue colega en el exilio (con lo que eso une) del fastuoso D. Antonio Resines en El embrujo de Shanghai donde bordaba el papel de anarquista cabreado con su circunstancia a lo que contribuía grandemente el hecho (que debería haber adoptado para todos sus filmes posteriores) de tener un ojo a la virulé.

Hasta lo que llegamos a lo que este humilde analista resinístico considera como la culminación de una carrera: Smoking Room, donde la obcecación y el cabreo le lleva a alcanzar matices resinísticos impresionantes en su nointerpretación de un loser amargao por no tener una sala de fumadores en lo que viene siendo su multinacional.

Luego hace de Galíndez en El misterio Galíndez. Si Galíndez, por lo que fuera, era un tío que estaba enfadao 24/7, lo clava.

En En la ciudad, la verdad es que tiene motivos para estar cabreado porque su mujer le pone los cuernos, pero opta por un ligero giro de registro (sin abandonar el suyo, por descontado) y está más amargao que enfadao.

Sin embargo, vuelve (y como!) por la senda resinística en El método donde clava a un ejecutivo español de España de vuelta de todo y cabreado con todos. Magistral.

Y en Alatriste, me van uds. a dispensar que no opine pero yo es el que el tema de las superproducciones de garrafón lo llevo fatal y creo que no la voy a visionar.

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