Adriana Ozores es Resines
Personaje a interpretar: madre/esposa dramática sufriendo muchísimo pero contenidamente, pilar fundamental de la entidad familiar, gritona especialista en hijos con problemas y/o realidades sociales complicadas, aderezadas con unas gotitas de maridos complicados/inexistentes.
Vaya por delante que Adriana Ozores es una de las mejores Resines que ha dado nuestra cinematografía patria.
Si uds. se fijan en su carrera cinematográfica verán que tuvo, quizás enchufada por su tío Mariano Ozores (a la sazón, director del filme), el mejor debut que se puede soñar: Los Energéticos, película sencillamente magistral que anticipaba los problemas petrolíferos que estamos viviendo actualmente con el sr. Evo 'Gratopulóver' Morales, con una mítica disputa entre las dos familias rivales (los Mondongos y los Bellotos) de un pueblo en el que aparece petróleo en una huerta.
Luego, con tío Mariano, se marcó otros tantos hits del entonces inexistente top manta nacional: El liguero mágico, El hijo del cura y su excepcional secuela El cura ya tiene hijo... pero estaba claro que éste no era su registro porque además era la única que no enseñaba las tetas porque su tío no le dejaba.
Para mí, su carrera comienza con Manolito Gafotas en la que borda el papel de madre de niño gordo de Carabanchel, casada con camionero que no pisa por casa y que sufre mucho pero no se queja nada. Como dicen en el Actor's Studio: Ella encontró su Resines. Y ahí se quedó, para triunfar y para deleite de los espectadores.
Luego, da un paso más y no sólo hace de madre sino también de profesora de la que se tiene que enamorar un inspector de policía en Plenilunio, especie de thriller en slow motion que nos aburrió a todos a finales del siglo pasado.
Hasta que llega a lo que supone la apuesta definitiva de su carrera: Pídele cuentas al Rey, donde no sólo le pide cuentas al Rey sino que tiene el honor de compartir 500 km. de carretera y mochila con lo que viene siendo la referencia de este blog (en pie, por favor): D. Antonio Resines, quién, mientras evitan que les atropelle un Seat Panda, le cuenta los secretos más íntimos del resinismo.
Después El Palo, dónde está pa darle con un idem. Y todo por asumir riesgos innecesarios: madre soltera, bien, pero ¿era necesario juntarse con Malena Alterio para atracar un banco? Resines a tus Resines.
En la ciudad sin límites le plantea el complicado reto de no sólo hacer de madre sino de hija e, incluso, de hermana. 3 en 1 del que sale resinísticamente vencedora, pegándose una jartá a cabreos digna del mejor Jiménez Losantos.
La vida de nadie, junto con el lácteoresines, es más de lo mismo, sufre pero no hace nada porque ¿quién puede hacer algo cuando tu marido se está tirando a Marta Etura? Nada, no hay nada que hacer. Es imbatible.
La suerte dormida inicia una nueva faceta de Adriana en la que intenta dejar sus problemas maternales en un segundo plano (pero ahí están) para centrarse en su entorno profesional, en este caso como abogada de pleitos perdidos. Algunos años después su disputa con Carmelo Gómez (próximamente en sus pantallas) en El Método incide en este registro que más vale que no lo trabaje mucho porque ella sabe que la pasta está en el resinismo.
En Héctor se sale como mamá de adolescente guay, pero raro. Hasta que le ofrecen lo que para mí, es la culminación de su carrera: una madre coraje gallega de toda la vida (pero sin ningún acento, qué curioso), peleándose contra los sitomiñancos de turno porque a su hijo le gusta más la droja que el colacao. Se te ponen los pelos como escarpias.
Se me ha olvidao como se ponen los links, así que, si son tan amables, búsquense la vida para saber más de esta maestra del resinaje.