Es Resines

Homenaje a esos gratos actores que, como el gran Antonio, sólo saben hacer de sí mismos.

lunes, julio 17, 2006

Ricardo Darín es Resines


resinismoentercergrado, originally uploaded by davismiles.

Descripción del personaje a interpretar: timador/estafador/truhán ché-qué-atractivo-que-soy-y-qué-poco-lo-sos-vos / ché-que-listo-que-soy-y-vos-sos-un-tarado-de-mierda. Con pose total de winner que va de loser pero él se cree que es un winner cuando en realidad es un loser. Semideprimido/buscándose a sí mismo.

Es decir, un porteño de libro.

Aunque sé que resinizar a este indudable Resines me va a costar perder buena parte de la sufrida audiencia femenina de esta jena de blog, he visionado recientemente La educación de las hadas y, amigos/as, el resinismo es exagerado.

Convendran conmigo (y si no les invito a escriban la precuela de este post) que la carrera actoril de Darín comienza con el estreno en España de Nueve Reinas, porque hasta entonces (gracias a Dios) no le conocíamos de nada.

En Nueve Reinas, Darín sienta las bases de su carrera resinística posterior, creando un personaje (que ya era él mismo, si juzgamos por las entrevistas) con el que se está inflando a rodar filmes sin necesidad más que de hacer dos movimientos quedones de ceja y, hala, 800 millones en taquilla: el timador guaperas argentino.

Después de este exitazo de crítica y público, Darín decide que ha llegado el momento de afianzar este resinizaje que le dará gratamente de comer y se apunta al primer personaje de estafador que le cae entre las manos: La Fuga. Eso sí, el filme está ambientado en los años 30, y la perillita no estaba de moda así que, como gran profesional, tuvo que pasar por su Ruphert de confianza para arregrarle el look.

El hijo de la novia fue su consagración definitiva como sucesor de Vicente Parra como galán para toda una generación de ya no tan jovencitas españolas. Su sublime interpretación de mal-hijo-pero-en-realidad-bueno-lo-que-pasa-es-que-está-agobiao le subió a un podium no interpretativo (ese porteño engaña-a-todos) del que ya no se ha bajado.

Después protagoniza una película cuyo título en España dice mucho del resinismo de este áctor: Un tipo corriente. Diálogo oído por un servidor en la cola del cine (para ver a Angie Cepeda, no a éste, por quién me han tomado?) a dos señoras más cerca de los 60 que de los 50: "Un tipo corriente... pero si es Ricardo Darín... éste es cualquier cosa menos corriente..." "Ya lo creo, es tan guapo..." "Y trabaja tan bien..." Bueno, pues eso. La perfecta definición del resinismo de Darín.

¿Qué le falta a un actor porteño para ser un actor porteño con todas las de la ley? Protagonizar un film sobre la dictadura. Y con una historia cuanto más tangencial, mejor. Et, voilà!: Kamchatka.

Y, ahora, venga, una vuelta de tuerca más al porteñismo: vamos a hacer de héroe local salvando el Club de toda la vida (presidido por el honorabilísimo José Luis López Vázquez, eso sí). Engañando a unos y a otros pero, siempre, con buen fondo.

Angelito.

En El Aura se le va un poco la mano, pero sale airoso del lance porque ¿a quién se le ocurre hacer de ladrón teórico cuando uno es eminentemente práctico? Menos mal que, al final (sí, Ocaña, sí) todo se resiniza.

Y, para finalizar hasta el momento (aunque si hubiera un biopic de Mario Conde, ya le estoy viendo con giorgi line hasta las cejas, y sin cambiar el acento ni gota), La educación de las hadas donde realiza un gran intento por desresiniazarse, pero le es imposible. Llega al aeropuerto de BCN donde hay huelga de taxis y le dice a uno de los que están esperando con cartelito que él es del cartelito y se va a casa TAG en limusina. Incorregible.

Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.